5. Ríos, Playas y Economía:
Las quebradas y los ríos son cortos, pero de caudal torrencial e impetuoso que bajan por la Cordillera Central, la mayoría desembocan directamente en el Atlántico. Los principales son: La Miel, Armida, Tres Bocas, Grande, Concepción, Culebra, Indio, Coclé del Norte, Palmea, Escribano y Chagres. Este último; parte de su curso, sirve de límite entre las Provincias de Panamá y Colón. Su curso medio y bajo fue anegado para formar el Lago Artificial de Gatún, indispensable para el funcionamiento del Canal. Isla San Francisco, Isla Boca Chica, Isla Pepeají, Isla San José y otras: Estas Islas, ubicadas en el río Uruguay, frente a Colón, fueron bancos de arena en los que se fueron depositando sedimentos y semillas arrastrados por el río, es por ello que se pueden encontrar en ellas especies de otras latitudes que no se ven tierra adentro.
Isla Grande es un lugar tan popular y tan querido, que la gente en Panamá la conoce simplemente como “la Isla”. Pero a veces es posible amar demasiado, y la Isla lo está sufriendo en carne propia. La Isla está dentro del Parque Nacional Portobelo, a cinco minutos por lancha de motor del pueblo de La Guayra en tierra firme. Hay un pueblo de unos 300 habitantes que vive de la pesca y del turismo, además de decenas de casas de fin de semana. La mayoría de su superficie está cubierta de bosque y está rodeada de arrecifes de coral. Isla Grande es uno de los destinos turísticos favoritos de los panameños, y en días feriados recibe cientos de visitantes, que llenan sus pequeñas playas y los estrechos caminos del pueblo. Isla Grande pasó casi todo el siglo 20 relativamente aislado y visitado sólo por los aventureros. Cuentan que el embajador de Francia se compró hace años una casa en La Guayra, y entonces empezaron a llegar los franceses. Los soldados gringos también descubrieron la isla y venían acá cuando casi nadie más sabía de este lugar. Entonces arreglaron la carretera, y empezaron a llegar los turistas en masa, realidad que le tocó vivir a la población local y a los ecosistemas de la isla. Isla Grande está muy tranquila los días de semana y es posible pasar una noche solitaria acampando en la playa. Pero los fines de semana y días feriados pueden aparecer 1000 (mil) turistas, o más, y en esos días de multitud la cosa se puede poner francamente claustrofóbica. No hay tantos lugares a dónde ir, hay gente por todas partes, este no es el lugar para buscar tranquilidad. Pero fiesta, de fijo que sí. El pueblo no es tan grande, la gente está apiñada toda en un ladito, y se puede caminar de un extremo al otro en diez minutos. Ya hace varios años que Isla Grande vivió su explosión turística inicial, y los residentes no han tenido más que aceptar su destino y ya no se sorprenden con nada. La gente es muy amable y tú también debes ser amable con ellos. El agua viene de un pozo, y es potable aunque con un leve sabor. La electricidad viene de tierra firme y es 24 horas. No hay carros. Es posible caminar alrededor de la isla para ir a ver las islas al norte. Las piedras son muy afiladas, llevar botas o botines de buceo. Para dar la vuelta hará falta cruzar hacia la playa cercada por el hotel que está en la punta.
Las quebradas y los ríos son cortos, pero de caudal torrencial e impetuoso que bajan por la Cordillera Central, la mayoría desembocan directamente en el Atlántico. Los principales son: La Miel, Armida, Tres Bocas, Grande, Concepción, Culebra, Indio, Coclé del Norte, Palmea, Escribano y Chagres. Este último; parte de su curso, sirve de límite entre las Provincias de Panamá y Colón. Su curso medio y bajo fue anegado para formar el Lago Artificial de Gatún, indispensable para el funcionamiento del Canal. Isla San Francisco, Isla Boca Chica, Isla Pepeají, Isla San José y otras: Estas Islas, ubicadas en el río Uruguay, frente a Colón, fueron bancos de arena en los que se fueron depositando sedimentos y semillas arrastrados por el río, es por ello que se pueden encontrar en ellas especies de otras latitudes que no se ven tierra adentro.
Isla Grande es un lugar tan popular y tan querido, que la gente en Panamá la conoce simplemente como “la Isla”. Pero a veces es posible amar demasiado, y la Isla lo está sufriendo en carne propia. La Isla está dentro del Parque Nacional Portobelo, a cinco minutos por lancha de motor del pueblo de La Guayra en tierra firme. Hay un pueblo de unos 300 habitantes que vive de la pesca y del turismo, además de decenas de casas de fin de semana. La mayoría de su superficie está cubierta de bosque y está rodeada de arrecifes de coral. Isla Grande es uno de los destinos turísticos favoritos de los panameños, y en días feriados recibe cientos de visitantes, que llenan sus pequeñas playas y los estrechos caminos del pueblo. Isla Grande pasó casi todo el siglo 20 relativamente aislado y visitado sólo por los aventureros. Cuentan que el embajador de Francia se compró hace años una casa en La Guayra, y entonces empezaron a llegar los franceses. Los soldados gringos también descubrieron la isla y venían acá cuando casi nadie más sabía de este lugar. Entonces arreglaron la carretera, y empezaron a llegar los turistas en masa, realidad que le tocó vivir a la población local y a los ecosistemas de la isla. Isla Grande está muy tranquila los días de semana y es posible pasar una noche solitaria acampando en la playa. Pero los fines de semana y días feriados pueden aparecer 1000 (mil) turistas, o más, y en esos días de multitud la cosa se puede poner francamente claustrofóbica. No hay tantos lugares a dónde ir, hay gente por todas partes, este no es el lugar para buscar tranquilidad. Pero fiesta, de fijo que sí. El pueblo no es tan grande, la gente está apiñada toda en un ladito, y se puede caminar de un extremo al otro en diez minutos. Ya hace varios años que Isla Grande vivió su explosión turística inicial, y los residentes no han tenido más que aceptar su destino y ya no se sorprenden con nada. La gente es muy amable y tú también debes ser amable con ellos. El agua viene de un pozo, y es potable aunque con un leve sabor. La electricidad viene de tierra firme y es 24 horas. No hay carros. Es posible caminar alrededor de la isla para ir a ver las islas al norte. Las piedras son muy afiladas, llevar botas o botines de buceo. Para dar la vuelta hará falta cruzar hacia la playa cercada por el hotel que está en la punta.
Economía:
Zona Libre
Desde 1917, solamente tres años después de la apertura del Canal de Panamá, se debatió la posibilidad de un área de libre comercio en Colón. No fue sino hasta fines de la Segunda Guerra Mundial que la idea fue concretizada. Durante la guerra, muchos colonenses obtuvieron empleo en la construcción de instalaciones de defensa y de servicio al movimiento de tropas, y al cesar la llegada de tropas, sobrevinieron tiempos difíciles. Posteriormente, el Dr. Enrique A. Jiménez, Presidente de la República en 1945, tuvo la inquietud de cristalizar un proyecto de zona libre, que debía aprovechar la posición geográfica portuaria y la vía interoceánica, paso obligado de la navegación mundial. Recomendó entonces que se reviviera un proyecto preparado por George E. Roberts, Vice Presidente del First Nacional City Bank de Nueva York, en el que se planteaba la creación de un área de libre comercio en Colón y que había sido presentado al Gobierno en 1929. En 1946, el gobierno empleó al Dr. Thomas E. Lyons, reconocida autoridad en zonas libres para que realizara un estudio de factibilidad en el área sugerida para la realización del proyecto. Basado en sus recomendaciones, el gobierno aprobó la Ley No 18 del 17 de junio de 1948, en la que se crea la Zona Libre de Colón como una Institución autónoma del estado. La tendencia de la economía mundial del siglo XXI, que se caracteriza por la desaparición de las fronteras y un mayor fluido de mercancías, exige así mismo marcos legales y de observancia que permita el mejor desarrollo de estos cambios, garantizando la transferencia de la tecnología, inversión y el progreso nacional. Panamá, como miembro de la OMC y en negociación para la materialización de ALCA, ha manejado el tema de protección de los derechos de propiedad intelectual como un asunto de prioridad en la política del país.